Durante el embarazo, son múltiples los factores que pueden interferir en el sueño, provocando el insomnio. Sin embargo, a veces, basta con seguir unas reglas simples para obtener un descanso satisfactorio.
Ante todo, es importante establecer un ritual para relajarse antes de irse a la cama, escogiendo actividades que tranquilicen y que aporten placer, intentando respetar siempre los mismos horarios y evitando revolucionar en exceso el ritmo sueño-vigilia.
- Beberse un vaso de leche caliente, ver una buena película, leer un buen libro, preparar un pastel o hacer punto… Se trata de acciones sencillas que pueden resultar de gran ayuda.
- Deben evitarse los “sueñecitos” de después de las comidas.
- Tampoco son aconsejables las actividades deportivas practicadas unas horas antes de irse a la cama, ya que activan una mayor cantidad de neurotransmisores que acentúan el estado de vigilancia.
- Una alimentación desequilibrada tampoco ayudará a las embarazadas a conciliar el sueño. Las «comilonas» obligan al organismo a realizar una digestión lenta y laboriosa, mientras que el ayuno favorece que te despiertes por la noche debido al hambre.
- En el caso de que sea imposible conciliar el sueño, no debes permanecer en la cama, sino levantarte y dedicarte a alguna actividad relajante.