Hace ya unos cuantos meses, la ecografía 4d dejó el testigo para que la ecografía 5d fuera la absoluta protagonista de las sesiones de ecografías emocionales que miles y miles de mamás se hacen una o dos veces a lo largo de su embarazo.
La ecografía 4d supuso un avance importante respecto a las primera ecografías que se hicieron muy conocidas por ser el paso siguiente en imágenes prenatales: la ecografía en tres dimensiones. Y es que hasta ese momento, la ecografía convencional que realizaban l@s ginecólogos en las consultas nada más que permitía ver en blanco y negro la figura los movimientos del bebé sin ningún tipo de personalización en cuanto a texturas o facciones.
La ecografía 4d se instaló como un paso más en la evolución de la imagen puesto que además del color se podía apreciar la textura en color anaranjado del futuro bebé y, con ello, la posibilidad de ver los gestos y una imagen más nítida del pequeñ@. El uso de un software que jugaba con el color y los fondos de la imagen que se obtenía con los ultrasonidos del ecógrafo proporcionaba una sensación única y la imagen más nítida hasta ese momento del bebé.
Pero como todo en la vida, y más cuando hablamos de tecnología, la evolución en el procesamiento de imágenes ha permitido que la ecografía 5d corrija algunos de los pequeños defectos que tenía la ecografía 4d. Un mayor realismo en el color de la piel al jugar en con los tonos de luz ha permitido definir mucho mejor las facciones y darle un tono más que real a las imágenes que se obtienen con el ecógrafo.
Si quieres ver cuál es la diferencia entre una ecografía 4d y una ecografía 5d pide tu cita AQUÍ y podrás ver ambos tipos de imágenes dentro de la misma sesión. ¡Descubre la diferencia por ti misma!